ESTHER S ALTO TAJO Marcapáginas Grande de Madera con Motivo Floral Pintado a Mano Alzada
Elaboración: No utilizamos plantillas ni muestras; aplicamos la pintura directamente sobre el material que estamos trabajando, prácticamente sin saber de antemano lo que vamos a pintar, nos dejamos llevar por la forma, el color, la textura de la pieza… Así conseguimos adaptar a cada obra su particular decoración para que sea única e irrepetible, con diseños creados por nosotros
Acabados: El relieve que se aprecia en la terminación de nuestros trabajos, lo conseguimos al utilizar gran cantidad de pintura, lo que da a la pieza sensación de estar labrada o realzada. En los cuadros de paisaje en piedra de pizarra blanca aprovechamos el relieve natural de la pieza para decorar.
Nuestra Artista: Su nombre es Esther Martín, comenzó a trabajar en el año 2002 como artesana y decoradora de madera, barro y piedra. Vive y trabaja en Peralejos de las Truchas, un pequeño pueblo de Guadalajara ubicado en pleno parque natural, rodeado de un entorno maravilloso donde el río Tajo alcanza todo su esplendor.
Inspiración: Realizamos el trabajo desde un entorno privilegiado, un lugar de ensueño al que de niña Esther siempre deseaba volver desde la gran ciudad (Madrid) y donde por cosas del destino, después de residir en él durante un tiempo, por fin encontró una manera de vivir haciendo lo que realmente me encantaba; pintar, decorar y crear.
La «S» del nombre del taller: Es por Susana, la hermana de Esther. Junto a ella, Esther, comenzó a decorar muebles en un pequeño taller donde impartían clases cercanas a la Puerta del Sol de Madrid, hace ya casi veinte años. Aunque ella se marchó físicamente, está con nosotros en este sueño desde el principio y continúa a nuestro lado, transmitiéndome fuerza e ilusión para realizarlo.
Un marcapáginas: Es un señalador de la página donde nos quedamos al interrumpir la lectura un libro. Se trata de un objeto de grosor fino, normalmente de papel o cartulina.
A menudo usamos la misma esquina de la página para marcar el punto de lectura, o cualquier otro objeto que tengamos a mano, un pósit o el ticket de compra, una tarjeta de visita, los libros antiguos incluían un fino cordel de seda para facilitar el marcaje, pero desde siempre han existido estos marcapáginas de forma rectangular que permiten no solo marcar, sino ser embellecedores, recordatorios y hasta propaganda (la mayoría de las librerías crean sus propios marcadores), e incluso los hay absolutamente originales.
El origen de los marcapáginas se sitúa en la Edad Media, las ediciones eran raras y valiosas, y se tenía conciencia de que era necesario algo para marcar sus páginas, hubiera sido impensable doblar la esquina de una página. Por ello, desde el siglo XV se utilizaron en los monasterios.
El primero del que se tiene noticia data de 1584, cuando el impresor de la reina Isabel I, Christopher Barker, le regaló a la reina una Biblia con un marcapáginas de seda terminado en una borla de flecos dorada dentro.
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